El increíble caso de la nadadora ahogada
EL INCREIBLE CASO DE LA NADADORA AHOGADA (por sus emociones)
Hecho
… 10 años, algunos quilitos de más (por eso la enviaban a nadar) al borde de la pileta de natación, a punto de comenzar la competencia se escucha en los parlantes: “en sus marcas, listo…” nervios, adrenalina, aumento de la frecuencia cardiaca…
Un entrenador del equipo contrario murmura: “ uy gordaaa vas a vaciar la pileta”
Caída como bolsa de papas, brazadas como manotazos de ahogado, rotura de record en negativo, apnea, lagrimas que se confundían con el agua clorada y último lugar... años de entrenamiento deportivo tirados a la basura…
Durante muchos años, entrenamiento físico diario, cuidados en alimentarse… ¿Qué sucedió? Alto atentado a la seguridad psicológica. Ese ataque tuvo un impacto tan profundo como haber recibido un golpe físico antes de empezar.
El rechazo social genera la misma respuesta neurofisiológica en nuestro cerebro que un golpe en nuestra cara. Con el paso del tiempo el dolor de un ataque físico es difícil, o imposible, de recordar. Pero, la memoria del rechazo social, del repudio, aun muchos años después de que haya sucedido el evento, puede desencadenar la misma respuesta emocional que se generó en el momento del rechazo. (Doy fe).
Amy Edmonson, de la Universidad de Harvard, define a la seguridad psicológica como:
“la convicción que uno no será castigado o humillado por decir lo que uno piensa acerca de ideas, preguntas, preocupaciones o errores”.
Cuando se experimenta un ataque a nuestra seguridad psicológica, nuestro sistema nervioso activa la respuesta de estrés. Debido a esta agresión recibida, la corteza cerebral lógica, la responsable del pensamiento, la planificación, la toma de decisiones y el autocontrol, queda desconectada, no pudiendo tomar decisiones, rendir adecuadamente o controlar nuestras emociones.
[Image of brain stress response amygdala vs prefrontal cortex]En un clima de seguridad psicológica, como era el entrenamiento cotidiano, al ser aceptada y respetada, esta nadadora podía tener un buen desempeño, donde mejoraba a diario.
Análisis del hecho
¿Qué es lo que sucedió ese día, que hizo que esta nadadora saliera en último puesto?
El cerebro esta cableado para protegernos. El impulso del sistema nervioso hacia la seguridad es tan importante que ha desarrollado muchos circuitos para monitorear, detectar y manejar las amenazas
Los circuitos neuronales relacionados con las amenazas reaccionan de forma rápida, más fuerte y por un período de tiempo más largo que los circuitos de placer y recompensa.
En los últimos dos millones de años el cerebro de los homínidos evolucionó para maximizar nuestras posibilidades de sobrevivir. El sistema nervioso actúa bajo predicción para establecer patrones que provienen de nuestras experiencias, mapearlas y luego cablearlas neuronalmente como un plan de acción para mantenernos seguros y seguir ese patrón del modo más efectivo posible, que en el caso de sentirse agraviado, o ser amenazado por un tigre diente de sable es huir, rápidamente.
Muchas de estas respuestas ante las amenazas están dirigidas por la amígdala que es la responsable de procesar emociones y reaccionar ante el miedo y ante las amenazas. Regula la respuesta de “luchar o huir”.
[Image of amygdala fight or flight response]La amígdala todo el tiempo “escanea” las situaciones, de modo inconsciente, detectando amenazas, a esto se lo denomina sesgo negativo: en forma inconsciente uno tiende a focalizarse en las amenazas y en el peligro por encima de todos los demás estímulos ambientales. A veces este sistema de seguridad puede considerar igual de peligrosas una araña venenosa, un grito, un insulto, un impuesto vencido, no distingue diferencias, generando reacciones en el sistema nervioso y conductas inapropiadas.
¿Por qué uno es víctima de este proceso irracional? Para ser eficiente, uno debe estar como en “piloto automático”. Claro que muchas veces esto hace que los atajos mentales automatizados pueden llevarnos a reacciones sesgadas.
¿Hay solución para esto? ¿Algo que nos ayude? Todos tenemos un copiloto, la corteza prefrontal, que está a cargo de las funciones ejecutivas, que son funciones exclusivamente humanas, nos permite manejar los sesgos automatizados de la amígdala y sus respuestas ante las amenazas. Como la corteza prefrontal es, en términos evolutivos, una estructura neuronal relativamente “nueva” es más lenta y menos eficiente que los circuitos inconscientes de la amígdala para procesar lo que está sucediendo en el medio ambiente. La corteza prefrontal no puede operar con la misma velocidad y potencia que la amígdala.
Entonces, ¿cómo mantener a la vulnerable corteza prefrontal en el asiento del conductor y con un rendimiento óptimo? Entrenándola.
Entrenamiento para que las emociones no nos ahoguen.
Daniel Goleman, expresa que todas las emociones son esencialmente impulsos a la acción; cada una de ellas conlleva a un cierto tipo de conducta. Las emociones facilitan las decisiones y guían nuestra conducta, pero al mismo tiempo necesitan ser guiadas. Existen centenares de emociones y muchas variaciones, mutaciones y matices diferentes entre todas ellas, es por esta razón que es importante saberlas identificar, para poderlas gestionar y controlar.
Hablo de la inteligencia emocional, como “la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones”.
Las habilidades emocionales, son aquellas que nos permiten reconocer nuestras emociones y sentimientos y la de las otras personas, auto-motivarnos y lograr un manejo adecuado de las relaciones con los otros.
Una persona es inteligente emocionalmente cuando es capaz de: Establecer contacto con sus emociones, transformarlas en sentimientos y a través de comprenderlas, puede conducirlas y gestionarlas adecuadamente; Influir positivamente en su conducta y mejorar su calidad de vida; Entender las emociones de los demás; Ponerse en el lugar de los otros y responder en la forma adecuada a sus estados de ánimo, motivaciones y deseos.
Hay tres funciones ejecutivas de la corteza prefrontal esenciales para gestionar nuestras emociones:
- Metacognición: es la capacidad de poder pensar sobre nuestros pensamientos, nos permite identificar y comprender nuestras propias emociones, reconocer cómo las emociones impactan en nuestros pensamientos.
- Autocontrol: registrar si las emociones son muy “in”, o sea son respuestas innatas, instintivas e inconscientes, y controlarlas mediante la inhibición.
- Empatía: es la capacidad de percibir las emociones de los otros, nos permite sentir las cosas desde la perspectiva de los otros.
Una de las mejores formas de desarrollar la metacognición es hacerse las preguntas correctas para educar a su cerebro prefrontal a gestionar sus emociones:
- ¿En qué situaciones las emociones funcionan en contra mío?
- ¿Qué efecto tiene mi estilo de comunicación en otros?
- ¿Tomo mis decisiones en forma rápida o lenta?
- ¿Cómo afecta mi humor mi toma de decisiones?
- ¿Cuáles son mis fortalezas y vulnerabilidades emocionales?
- ¿Me focalizo en las características positivas o negativas de los otros?
- ¿Les doy a los otros el beneficio de la duda?
- ¿Me cuesta admitir cuando me equivoco?
Tips para un posible desarrollo emocional favorable: (al modo de los botones de una videograbadora)
- Pausa: tomarse tiempo para parar y pensar antes de hablar o actuar para determinar si realmente desea hacer algo o si no lo lamentará luego. Factores como el estrés o un mal día pueden inhibir su capacidad da hacer una pausa.
- Volumen: regularlo, Cuando uno se comunica la persona que lo escucha a menudo reaccionará con el mismo volumen que usted elija. Si tiene una conversación cargada emocionalmente baje el volumen.
- Callado (mute): Si una conversación se vuelve muy emocional puede dejar de hablar y permita que la otra persona exprese sus emociones sin interrupciones.
- Grabar: es una escucha concentrada intentando aprender más sobre la perspectiva del otro.
- Rebobinar: ante una discusión, reveer el tema más tarde cuando ha tenido tiempo de enfriarse.
- Adelantar: Si se encuentra en una situación de mucha carga emocional apriete el botón de adelantar y piense en las consecuencias de sus acciones.
Existen tres cosas que siempre debe preguntarse antes de decir cualquier cosa:
- ¿Esto necesita ser dicho?
- ¿Esto necesita ser dicho por mí?
- ¿Esto necesita ser dicho por mí en este momento?
Conclusiones
Si en ese tiempo en los que la nadadora se movía, se hubiera tenido en cuenta el entrenamiento y estado emocional, tanto como el físico, fortaleciendo su seguridad psicológica, quizás hubiera continuado y podría ser conocido su nombre en los podios olímpicos…
Bibliografía
- MONTERO, José Manuel- Tunea tus emociones. Ed. Serendipity.
- ROSLER, Roberto- Educación prefrontal para la gestión emocional.
- ROSLER, Roberto- La insoportable levedad de la seguridad psicológica: el aula como un espacio de protección psicológica I, II, III.
- Material bibliográfico del curso. Primer y Segundo año.
