¿Qué trampas mentales te impiden ganar más y cómo puedes escapar de ellas?

La pregunta sobre cuánto ganamos parece flotar constantemente en el aire. Vivimos en una cultura que glorifica la riqueza, donde el éxito a menudo se mide en cifras. Nos bombardean con historias de éxito y promesas de fórmulas secretas para alcanzar la prosperidad. Algunos sugieren gastar sin miedo para que el dinero siga fluyendo, mientras que otros recomiendan lecturas específicas como si fueran manuales infalibles. Pero, ¿por qué para muchos la abundancia sigue siendo un horizonte lejano? ¿Es realmente nuestra psique la que nos sabotea, o la respuesta es tan simple como trabajar sin descanso? La verdad, como suele ocurrir en la psicología, es más compleja y fascinante.

La ciencia moderna nos entiende desde una perspectiva biopsicosocial, reconociendo que estamos moldeados por tres grandes fuerzas: nuestra herencia genética, nuestra psique y el entorno social en el que nos desarrollamos. Si bien no podemos alterar nuestra genética, sí tenemos una capacidad notable para influir en los otros dos factores.

El Origen de Nuestras Creencias Sobre el Dinero

Imaginemos a Pedro. Creció en una familia común y tuvo una infancia feliz, con juguetes y amigos. Sus padres, aunque no eran ricos, le enseñaron con la mejor intención que "la felicidad no la da el dinero". El pequeño Pedro, sin comprender del todo el concepto abstracto del dinero, interiorizó un mensaje claro: si no trae la felicidad, entonces no debe ser algo del todo bueno.

Así, sin darse cuenta, se forjó en su mente un esquema de pensamiento, un patrón que guiaría su relación con las finanzas en la vida adulta. Su esquema fundamental era: "el dinero no es lo más importante". Sin embargo, la realidad adulta le demostraría que es necesario, y a veces, en grandes cantidades. Cuando Pedro sintió el deseo de comprar algo que requería un mayor ingreso, en lugar de ver una meta, sintió que algo en él estaba mal.

La Encrucijada: Acción o Autoengaño

Cuando nos enfrentamos a la insatisfacción financiera, generalmente tomamos uno de dos caminos: la acción o la defensa. Si elegimos el segundo, nuestra vida no cambia, pero nuestro pensamiento se adapta para proteger nuestra autoestima. El cerebro, en su astucia, encuentra justificaciones.

Pedro empieza a pensar: "Todos los ricos son personas sin escrúpulos; yo no soy así". "Ellos simplemente tuvieron suerte, estuvieron en el lugar correcto en el momento adecuado". Se sentirá cómodo rodeado de personas que comparten esta visión, mientras que la gente exitosa le provocará irritación. Este es el poder del pensamiento grupal. Inconscientemente, deshumanizamos a quienes no encajan en nuestra visión del mundo.

Este modo de pensar, conocido como negativismo, pinta el futuro como un lugar incierto y peligroso, obligándolo a buscar protección constante. Estos pensamientos generan ansiedad, lo que refuerza la idea de Pedro sobre su propia impotencia.

La Trampa del "Todo o Nada"

Eventualmente, Pedro se da cuenta de que está atrapado en sus propias distorsiones cognitivas y decide tomar el camino de la acción. Encuentra un nuevo trabajo, quizás en una nueva profesión. Ahora ve el futuro de manera diferente. Se imagina alcanzando el éxito, la riqueza, comprando un apartamento y siendo inmensamente feliz.

Pero cae en otra trampa mental: el pensamiento dicotómico o de "todo o nada". Los logros intermedios y las tareas resueltas le parecen insignificantes. "Eso no es para mí", piensa. "Quiero la riqueza, debo pensar en grande". El crecimiento profesional le parece demasiado lento y decide que su puesto actual no está a su nivel, por lo que deja de esforzarse y de disfrutarlo. El trabajo se convierte en una fuente de malestar y, una vez más, se siente insatisfecho.

A menudo, las grandes metas nos paralizan por su escala. Al cerebro le cuesta moverlas de la carpeta de "fantasías" a la de "objetivos". Además, las fantasías constantes sobre un futuro maravilloso pueden ser percibidas por el cerebro como una realidad ya alcanzada. Las endorfinas se liberan y la motivación para actuar disminuye.

Cuando el Plan Falla: El Pesimismo y la Sensación de Derrota

Comprendiendo esto, Pedro desglosa su gran sueño en tareas pequeñas y manejables. Elabora un plan detallado y lo sigue con disciplina. Desarrolla un proyecto en el que pone todo su corazón y se lo presenta a su jefe, pero recibe una negativa: no hay presupuesto ni recursos para escalarlo en este momento.

Pedro se desmorona. "El plan no funcionó. Todo está perdido", piensa. Su cerebro le presenta una nueva distorsión: la perpetuación. "Ahora siempre será así. Nunca seré rico". El negativismo resurge y la depresión acecha. El psicólogo Martin Seligman estudió este estilo pesimista de explicar los acontecimientos y encontró una clara conexión con la depresión, ya que genera la sensación de que no tenemos control sobre nuestra vida y que todos nuestros esfuerzos son inútiles.

Entonces, ¿qué hacer cuando prevalece una visión pesimista? Seligman propone un modelo sencillo basado en tres pasos: Acontecimiento adverso, Creencias y Consecuencias (ABC). Para desafiar las creencias negativas, primero debemos buscar pruebas que las contradigan. "¿Soy realmente un fracasado o simplemente me enfrento a dificultades temporales?". Luego, es crucial desarrollar alternativas: nuevas creencias útiles que nos motiven a continuar.

Pedro usó este método. Se dio cuenta de que sus pensamientos de impotencia surgían de su decepción, pero no le ayudaban. Entendió que había ganado una experiencia valiosa y que ahora podía hacer ajustes en su plan. Recuperó la fuerza para intentar algo nuevo. Estadísticamente, esto ya lo coloca por delante de quienes se rinden al primer fracaso. El éxito no lo alcanzan los afortunados, sino aquellos que tienen la confianza suficiente para intentarlo tantas veces como sea necesario.

Referencias

• Seligman, M. E. P. (2006). Learned Optimism: How to Change Your Mind and Your Life. Vintage Books.

  Este libro es fundamental para comprender el concepto de pesimismo y optimismo como "estilos explicativos" aprendidos. Seligman detalla su modelo ABC (Adversity, Belief, Consequence), que proporciona un método práctico para identificar y disputar los pensamientos pesimistas que, como en el caso de Pedro, conducen a la pasividad y la tristeza después de un revés.

• Burns, D. D. (1999). Feeling Good: The New Mood Therapy. Avon Books.

  Esta obra es una guía clásica y accesible sobre la terapia cognitivo-conductual. Expone con claridad las distorsiones cognitivas que se mencionan en el artículo, como el "pensamiento de todo o nada" y la "sobregeneralización" (perpetuación). El libro ofrece ejercicios y técnicas para que el lector pueda identificar y reestructurar estos patrones de pensamiento.

• Dweck, C. S. (2006). Mindset: The New Psychology of Success. Random House.

  La teoría de Dweck sobre la mentalidad de crecimiento frente a la mentalidad fija es el trasfondo de la conclusión del artículo. La obra explica cómo la creencia de que nuestras habilidades pueden desarrollarse (mentalidad de crecimiento) es crucial para la resiliencia y el éxito, en contraste con la creencia de que son estáticas (mentalidad fija), que lleva a la desmotivación ante los fracasos.