¿Por qué algunas personas siempre tienen suerte y cómo puedes ser una de ellas?

Artículo | Autocuidado

A menudo concebimos la suerte como una fuerza externa, un elemento caótico y aleatorio que impregna el universo sin que podamos hacer nada al respecto. Es el azar, el destino, la fortuna ciega. Sin embargo, esta es solo una manera de entenderla. Existe una perspectiva alternativa, una que nos devuelve el poder y la capacidad de influir en nuestro propio camino. Este enfoque, que respalda la agencia humana y la autoeficacia, nos invita a ver la suerte no como algo que nos sucede, sino como algo que podemos construir.

La esencia de esta idea fue resumida de manera brillante por el filósofo romano Séneca, quien afirmó: «La suerte es lo que sucede cuando la preparación se encuentra con la oportunidad». Esta cita es mucho más que una frase ingeniosa; es una fórmula, una receta para transformar activamente nuestra fortuna. La ecuación es clara y nos presenta dos variables fundamentales sobre las que debemos trabajar: la preparación y la oportunidad.

Paso 1: Fabricar la Oportunidad

El primer componente de la ecuación es la creación de oportunidades. Si te quedas esperando pasivamente, las probabilidades de que algo afortunado ocurra se reducen drásticamente. Las grandes oportunidades no suelen caer del cielo ni llamar a nuestra puerta. Debemos salir a su encuentro.

Pensemos en el ámbito de las relaciones sentimentales. Si una persona busca una pareja compatible y significativa pero no la encuentra, ¿qué debe hacer? La respuesta, según esta lógica, es aumentar la frecuencia de las oportunidades. Esto implica una acción deliberada: salir al mundo, utilizar las herramientas sociales disponibles, asistir a eventos y, en definitiva, exponerse a un mayor número de personas. Es una simple cuestión de probabilidad: para encontrar a la persona adecuada, primero hay que interactuar con un volumen suficiente de personas. Sin esta exposición, sin la creación de momentos potenciales para la conexión, la suerte permanecerá esquiva.

Paso 2: El Poder de la Preparación

Sin embargo, Séneca nos advierte que la oportunidad por sí sola no es suficiente. Multiplicar las oportunidades sin estar preparado para capitalizarlas solo conduce a la frustración y al resentimiento. Es aquí donde entra en juego el segundo elemento crucial: la preparación.

Volviendo al ejemplo de las citas, la preparación tiene dos vertientes. La primera es la práctica directa. La manera más eficaz de mejorar en cualquier disciplina es a través de la repetición. Así, la mejor forma de volverse más hábil en el arte de las citas es, precisamente, teniendo citas. Cada interacción es una oportunidad para pulir las habilidades de comunicación, para entender mejor la dinámica social y para sentirse más cómodo y seguro. La segunda vertiente de la preparación es el autodesarrollo. Se trata de aumentar nuestro valor intrínseco, cultivando en nosotros mismos las cualidades y rasgos que consideramos valiosos y que, a su vez, suelen ser apreciados por los demás. Esto puede abarcar desde el desarrollo intelectual y profesional hasta el cuidado físico y el bienestar emocional. Cuanto mayor sea nuestra preparación —tanto en habilidades específicas como en valor general—, más "suerte" tendremos para convertir las oportunidades que hemos creado en resultados exitosos.

En última instancia, esta visión nos aleja del victimismo y nos coloca en el asiento del conductor de nuestra propia vida. La suerte deja de ser un misterio indescifrable y se convierte en el resultado tangible de nuestro esfuerzo y nuestra estrategia. Es el punto exacto donde el trabajo diligente y la puerta abierta finalmente se encuentran.

Referencias

  • Wiseman, R. (2003). The Luck Factor. Arrow Books.

    Este libro presenta los resultados de una investigación de una década sobre la naturaleza de la suerte. El autor demuestra que las personas que se consideran "afortunadas" no lo son por azar, sino porque exhiben sistemáticamente cuatro principios en su comportamiento: son hábiles para crear y notar oportunidades, toman decisiones afortunadas escuchando su intuición, crean profecías autocumplidas a través de expectativas positivas y adoptan una actitud resiliente que transforma la mala suerte en buena. Esto respalda directamente la idea de que la suerte se puede cultivar mediante la acción deliberada (crear oportunidades) y la mentalidad adecuada (preparación).

  • Bandura, A. (1997). Self-Efficacy: The Exercise of Control. W.H. Freeman.

    Esta obra fundamental de la psicología explora en profundidad el concepto de autoeficacia, que es la creencia en la propia capacidad para organizar y ejecutar los cursos de acción necesarios para producir determinados logros. El libro argumenta que esta creencia es un pilar de la agencia humana. Es relevante para el artículo porque la "preparación" no es solo la adquisición de habilidades, sino también la construcción de la confianza necesaria para utilizarlas cuando surge la oportunidad. Las personas con alta autoeficacia se esfuerzan más y persisten ante los contratiempos, aumentando así sus posibilidades de "tener suerte". (Ver especialmente los capítulos 1 y 2 para una introducción a la teoría).