¿Por qué la necesidad de aprobación está saboteando tus metas?

Blog | Autoestima

Desde nuestros primeros años, aprendemos una lección fundamental sobre la supervivencia social: para recibir cuidado y afecto, para obtener lo que deseamos, debemos ser "buenos". Dependemos por completo de los adultos que nos rodean, y rápidamente comprendemos que su aprobación es la llave que abre la puerta a nuestras necesidades. Si les agradamos, actúan como nuestros aliados; si les disgustamos, corremos el riesgo de ser ignorados o incluso obstaculizados.

Esta dinámica, tan simple como poderosa, se graba en nuestra mente. El niño que es elogiado como "bueno" recibe la galleta. La joven que es vista como "encantadora" recibe apoyo para sus metas. Así, el amor y la aprobación no se sienten como un regalo incondicional, sino como un requisito previo para alcanzar casi cualquier cosa. El mensaje es claro: para conseguir lo que quieres, primero tienes que gustar.

La trampa invisible: cuando la aprobación se convierte en un requisito

Al llegar a la edad adulta, esta conexión entre ser querido y tener éxito está tan arraigada que se vuelve automática. Invertimos una cantidad inmensa de energía en ser agradables, simpáticos y complacientes, no siempre por un deseo genuino de conectar, sino como una estrategia para que el mundo nos dé lo que anhelamos. Vivimos bajo la creencia de que la aprobación de los demás es la moneda de cambio para nuestros logros.

Pero la clave para un desarrollo personal y profesional auténtico reside en ser capaces de separar estos dos conceptos: el deseo de ser amado y el deseo de alcanzar nuestras metas. Son dos caminos que, aunque pueden cruzarse, no tienen por qué estar fusionados.

El caso de Javier: un talento bloqueado por el miedo al rechazo

Imaginemos a Javier, un ingeniero aeroespacial de mente brillante, cuya vida gira en torno a su pasión por la aviación. Su mayor sueño es trabajar en un puesto de alta especialización en la NASA. Sin embargo, Javier tiene dificultades en la interacción social. Su comunicación es a menudo directa, casi robótica, y le cuesta interpretar las señales emocionales de los demás. Su intensidad y su rigidez hacen que el ambiente a su alrededor sea tenso. En resumen, no es lo que la mayoría consideraría una persona "agradable".

Recientemente, un conflicto sobre un nuevo diseño estalló en su equipo. La forma en que Javier manejó la situación, presentando datos de manera fría y sin escuchar a sus compañeros, provocó que todo el equipo se quejara a su superior a sus espaldas. Cuando Javier se enteró, su mundo se derrumbó. Sintió una angustia existencial tan profunda que sufrió una crisis, convencido de que su vida había terminado.

El pánico de Javier no surgía del conflicto en sí, sino de la creencia que este había activado: si no le agrada a nadie, jamás lo aceptarán. Y si nadie lo acepta, nunca lo recomendarán para el trabajo de sus sueños en la NASA. Para él, la falta de aprobación era una sentencia de fracaso definitivo. Lo que Javier no veía en ese momento es que ser simpático no es un requisito para ser un ingeniero excepcional. Su habilidad técnica y su valor profesional podrían ser suficientes para que lo recomendaran y consiguiera el puesto, independientemente de sus habilidades sociales.

Rompiendo las cadenas: separar el ser querido del querer conseguir

La historia de Javier ilustra una cárcel mental en la que muchos vivimos. Si él pudiera comprender que es posible alcanzar sus metas incluso si no le agrada a todo el mundo, sentiría un alivio inmediato. Esto le permitiría ver nuevas vías para lograr su objetivo, en lugar de hundirse en la impotencia de creer que todo depende de un área en la que no destaca.

Ahora, reflexiona sobre lo que más deseas en tu vida. Y hazte estas preguntas:

  • ¿Estoy convirtiendo la aprobación o el afecto de los demás en un requisito indispensable para conseguirlo?
  • Si ser querido no fuera la condición previa, ¿qué haría de manera diferente para alcanzar mi meta?

Cuando separamos estas dos ideas, la aprobación deja de ser una barrera y se convierte, en el mejor de los casos, en un extra agradable. Ya no es la única vía hacia tus objetivos, sino una de muchas posibles. Tus opciones se multiplican.

Miedos comunes y la verdadera naturaleza del amor

Algunas personas temen que, al abandonar esta creencia, se conviertan en individuos fríos y egoístas. Este miedo solo es fundado si la única razón por la que eres amable es para obtener algo a cambio. Pero la amabilidad genuina no es una transacción.

Tampoco hay que temer que esto nos haga menos capaces de amar. La práctica del amor, en su forma más pura, es tomar a otra persona como parte de ti mismo, en un acto de conexión y empatía. No tiene nada que ver con una estrategia para conseguir algo.

Cuestionar si la aprobación es realmente un requisito previo para tus metas es un acto de liberación inmenso. Te invito a considerar que no lo es. Si asumieras esto como cierto, ¿cómo cambiaría tu forma de actuar? ¿Qué nuevos caminos se abrirían ante ti?

La verdadera libertad no reside en la aprobación de los demás, sino en el permiso que te das a ti mismo para perseguir tus metas, con o sin su aplauso.

Referencias

  • Maslow, A. H. (1943). A theory of human motivation. Psychological Review, 50(4), 370–396.
    Este trabajo fundamental introduce la jerarquía de las necesidades. Sitúa la necesidad de "amor y pertenencia" como un pilar básico, pero la distingue de las necesidades de "estima" (que incluye el respeto de los demás y el autorespeto) y de "autorrealización" (alcanzar el máximo potencial). Esto respalda teóricamente la idea de que, si bien la pertenencia es crucial, la consecución de metas personales (autorrealización) es una etapa distinta y no depende directamente de la primera.
  • Rogers, C. R. (1961). On becoming a person: A therapist's view of psychotherapy. Houghton Mifflin.
    Rogers desarrolla el concepto de "condiciones de valía" (conditions of worth), que explica cómo desde la infancia aprendemos que solo somos dignos de amor y aprobación si cumplimos con ciertas expectativas externas. Esto se alinea directamente con la premisa del artículo sobre cómo la sociedad nos enseña a hacer de la aprobación un requisito previo para sentirnos valiosos y capaces de lograr nuestros deseos.
  • Brown, B. (2012). Daring Greatly: How the Courage to Be Vulnerable Transforms the Way We Live, Love, Parent, and Lead. Avery.
    Brown diferencia entre "encajar" (fitting in) y "pertenecer" (belonging). "Encajar" implica cambiar quién eres para ser aceptado, lo que se relaciona con la búsqueda de aprobación descrita en el artículo. La "verdadera pertenencia", en cambio, solo requiere que presentes tu yo auténtico. Este libro argumenta que la vulnerabilidad y la autenticidad, no la búsqueda de aprobación, son los caminos hacia una vida plena y conectada, lo que refuerza el mensaje central del texto.