El Análisis Transaccional (AT) irrumpió en Latinoamérica como un espejo donde ver, sin adornos, los guiones que heredamos de infancia. Eric Berne propuso que cada interacción humana es una transacción entre tres estados del yo: Padre (normas y crítica), Adulto (razón y datos) y Niño (emoción y creatividad). No se trata de encasillar a la persona, sino de reconocer qué voz domina en cada diálogo. Cuando una madre exclama “¡Ponte suéter que hace frío!”, tal vez hable su Padre Protector; si el hijo replica “¡Déjame, sé lo que hago!”, surge el Niño Rebelde. La terapia enseña a convocar al Adulto, capaz de decir: “La temperatura es 12 °C; decido llevar chaqueta ligera”. Sencillo, pero revolucionario.
El AT diseña “contratos” terapéuticos explícitos: metas claras y observables. Un paciente ansioso puede acordar “reducción de autocrítica a la mitad en tres meses”. Este enfoque pragmático agrada a culturas donde la palabra dada vale más que un papel. Se utilizan diagramas de intercambio para rastrear juegos psicológicos. Clásico ejemplo latino: el juego del “Sí, pero…”. El consultor dice “prueba meditación”; el cliente: “sí, pero no tengo tiempo”. Con humor y confrontación respetuosa, el terapeuta revela la ganancia oculta: mantenerse en Niño Dependiente y evitar la responsabilidad de cambiar.
La teoría de posiciones existenciales —“Yo OK / Tú OK”, etc.— expone el trasfondo de relaciones jerárquicas comunes en países con desigualdad marcada. Programas comunitarios en barrios argentinos usan dramatizaciones teatrales donde vecinos exploran pasar de “Yo no OK / Tú OK” a la paridad.
La noción de stroke se traduce como caricia psicológica. En sociedades donde el contacto físico y el piropo tradicional conviven con violencia verbal, aprender qué caricias son nutritivas y cuáles tóxicas empodera a las personas para negociar límites. Ejercicios grupales de “intercambio de strokes positivos” elevan la química de oxitocina y refuerzan el sentido de pertenencia.
Investigaciones de la Universidad de Bogotá (2025) señalan que la incorporación de AT en programas escolares redujo el acoso en 27 % al enseñar a estudiantes a detectar juegos de Triángulo Dramático y detenerlos con preguntas Adulto‑a‑Adulto. En empresas, la matriz PAC sirve para coaching de liderazgo: líderes aprenden a ofrecer feedback desde el Adulto y reconocer logros como Padre Nutritivo.
Formarse en AT requiere mínimo 210 horas teóricas y supervisión. Al final, el consultante obtiene un GPS interactivo de sus interacciones: sabe cuándo pisa el acelerador de la Crianza, cuándo activar el freno del Adulto y cómo mantener el motor relacional en punto óptimo.