Un Psicólogo Infantil es un experto en salud mental enfocado en el bienestar de los niños y adolescentes. Su campo de acción abarca el diagnóstico y tratamiento de problemas emocionales, conductuales y del desarrollo que pueden surgir durante estas etapas cruciales de la vida. Este profesional posee un profundo conocimiento de las diferentes fases del desarrollo infantil, lo que le permite diferenciar entre las dificultades propias de la edad y aquellas que requieren una intervención especializada. Su objetivo principal es proporcionar un espacio terapéutico seguro y de confianza donde el niño pueda expresar sus sentimientos y pensamientos sin temor a ser juzgado, utilizando métodos adaptados a su nivel de desarrollo.
La metodología del psicólogo infantil se aleja de la terapia verbal tradicional de los adultos. En su lugar, utiliza la terapia de juego, el dibujo, los cuentos y otras técnicas creativas como principal vía de comunicación y sanación. El juego no es solo una actividad de ocio para el niño; es su forma de procesar información, de entender el mundo, de ensayar roles y de resolver conflictos internos. A través de la observación e interacción en el juego, el psicólogo puede identificar las raíces de la ansiedad, la tristeza o la ira del niño y ayudarle a desarrollar mecanismos de afrontamiento más saludables. La intervención es siempre personalizada, ajustándose a la personalidad, edad y circunstancias únicas de cada pequeño paciente.
El psicólogo infantil no trabaja únicamente con el niño de forma aislada. Un componente fundamental de su labor es la colaboración estrecha con la familia. A menudo, las sesiones incluyen orientación para padres y cuidadores, proporcionándoles pautas y estrategias para manejar mejor las conductas desafiantes y fortalecer el vínculo afectivo con sus hijos. Asimismo, la coordinación con el centro escolar es vital para asegurar un enfoque coherente y unificado. Se acude al psicólogo infantil por una gran variedad de motivos, como miedos y fobias, problemas de socialización, acoso escolar (bullying), trastornos del estado de ánimo o dificultades de adaptación. La intervención temprana es clave para prevenir que los problemas se cronifiquen y para asegurar que el niño desarrolle una autoestima sana y las herramientas necesarias para una vida plena.