
Personas trans son aquellas cuya identidad de género difiere del sexo asignado al nacer. Bajo este paraguas se encuentran identidades como transgénero, transexual, no binario, género‑fluido y otras experiencias que desbordan la lógica binaria. La vivencia trans es heterogénea: algunas personas eligen la transición social, legal y médica; otras priorizan la expresión sin intervenciones corporales.
Contexto psicosocial: la disforia de género surge cuando la incongruencia entre identidad y cuerpo genera malestar, exacerbado por transfobia y exclusión. En América Latina, el informe de la RedLacTrans 2024 registró esperanza de vida media de 35 años para mujeres trans, principalmente a causa de violencia y falta de acceso sanitario. El acoso escolar, el desempleo y la negación de derechos básicos perpetúan la vulnerabilidad.
Proceso de transición: puede implicar cambio de nombre y género en documentos, terapia hormonal, cirugías y, fundamentalmente, validación social. La Ley de Identidad de Género de Argentina (2012) es considerada pionera al permitir la rectificación registral por autopercepción, sirviendo de modelo regional.
Salud mental afirmativa:
- Terapia afirmativa de género que legitime la identidad y aborde el estrés de minorías.
- Tratamiento de comorbilidades, a menudo derivadas de violencia y discriminación.
- Grupos de apoyo y redes comunitarias que generan resiliencia colectiva.
- Capacitación profesional continua en perspectiva de género y derechos humanos.
Atención médica: protocolos de la WPATH aconsejan iniciar hormonoterapia tras evaluación integral y consentimiento informado. Estudios demuestran mejoras en bienestar psicológico y reducción de ideación suicida posiniciación hormonal.
Marco legal: la mayoría de países hispanohablantes avanza hacia leyes de identidad de género, pero persisten requisitos patologizantes en algunos lugares. La despatologización total es meta de los organismos de salud global.
Interseccionalidad: la pobreza, el racismo y la migración influyen en la experiencia trans. Políticas inclusivas deben contemplar estas variables para garantizar equidad real.
Pautas para instituciones: uso de nombre elegido y pronombres, sanitarios inclusivos, formularios sin binarismo, protocolos de acompañamiento para alumnxs trans y capacitaciones docentes.
Conclusión: reconocer y apoyar a las personas trans en su autodeterminación contribuye a sociedades más libres y saludables. Con inclusión legal y sanitaria, la diversidad de género se convierte en fuente de riqueza humana y cultural.