
Terapia sexual es una intervención psicoterapéutica especializada que aborda dificultades eróticas y relacionales de manera integral. Se solicita por disfunción eréctil, anorgasmia, dolor coital, bajo deseo, discrepancia de apetito sexual en la pareja, secuelas de abuso, dudas sobre orientación o identidad, entre otros.
Proceso terapéutico: se inicia con una evaluación biopsicosocial. El terapeuta —psicólogo, sexólogo o médico con posgrado en sexualidad— trabaja bajo estricta confidencialidad y sin contacto físico de índole sexual. Se combinan psicoeducación (fisiología, mitos), ejercicios cognitivo‑conductuales y tareas para casa: sensate focus, diarios eróticos, prácticas de mindfulness genital, fantasías guiadas o uso de juguetes para explorar placer sin coito obligatorio.
Variables que afectan la respuesta sexual: endocrinas (testosterona baja, tiroides), vasculares, efectos secundarios de fármacos, estrés laboral, crianza represiva, imágenes corporales distorsionadas, pornografía descontextualizada y scripts culturales heteronormados.
Herramientas probadas:
- Terapia Cognitivo‑Conductual específica: reestructura pensamientos automáticos catastrofistas, entrenando atención sensorial.
- Terapia centrada en las emociones y EFT: fortalece vínculo y seguridad.
- Técnicas de piso pélvico: fortalecimiento para controlar eyaculación y mejorar lubricación.
- Mindfulness y respiración diafragmática para modular excitación.
- Intervención médica coordinada cuando hay causas orgánicas (vacío hormonal, vasculopatías).
Mitos desmontados: “la pasión se acaba inevitablemente”, “el tamaño determina el placer”, “fantasear es infidelidad”. La terapia promueve un modelo erótico flexible y consentido.
Ética: normas de la WAS y la AASECT prohíben cualquier estimulación sexual directa del paciente; todo ejercicio es autoaplicado.
Indicadores de éxito: mayor satisfacción, reducción de dolor, restablecimiento de deseo, comunicación abierta y autonomía erótica.
Conclusión La terapia sexual facilita que las personas transformen la vergüenza en curiosidad y el silencio en diálogo, construyendo una vida íntima saludable y gozosa.