
La psicosis es un trastorno en el que se altera la capacidad de reconocer lo que es real, provocando experiencias sensoperceptivas y creencias que no se ajustan al consenso compartido. Los síntomas típicos abarcan alucinaciones (oír voces, ver figuras), delirios de persecución o grandeza, pensamiento desorganizado, lenguaje incoherente y conductas motrices extrañas. El debut psicótico suele aparecer entre los 16 y 30 años y conlleva un impacto drástico en estudios, empleo y vida social.
Etiología compleja La vulnerabilidad genética explica cerca del 50 % del riesgo, pero su expresión depende de factores epigenéticos y ambientales: consumo de sustancias psicoactivas (THC, anfetaminas), aislamiento, eventos traumáticos, infecciones prenatales o complicaciones obstétricas. Modelos neurobiológicos señalan hiperactividad dopaminérgica en el circuito mesolímbico y déficit glutamatérgico en la corteza prefrontal.
Fases clínicas Antes del primer episodio pueden observarse signos prodrómicos: retraimiento social, sospecha excesiva, deterioro del rendimiento y cambios en la percepción del tiempo. La intervención en esta etapa reduce la duración de la psicosis no tratada (DUP) y mejora la respuesta.
Valoración diagnóstica: entrevista psiquiátrica, escalas PANSS o BPRS, exámenes toxicológicos y pruebas de imagen (RMN) para descartar tumores o encefalitis. Es esencial diferenciar esquizofrenia, trastorno esquizoafectivo, psicosis afectiva y psicosis inducida por sustancias.
Tratamiento integral:
- Antipsicóticos atípicos (risperidona, aripiprazol) o típicos (haloperidol) ajustados a la tolerancia individual.
- Terapia Cognitivo‑Conductual específica para psicosis y técnicas de reestructuración de creencias.
- Rehabilitación psicosocial: entrenamiento en habilidades diarias, inserción laboral y grupos de apoyo mutuo.
- Educación familiar y estrategias de afrontamiento para reducir emociones expresadas y prevenir recaídas.
- Programas de intervención temprana y equipo comunitario intensivo.
Prevención de recaídas incluye adherencia al tratamiento, sueño regular, evitación de drogas, manejo del estrés y planes de crisis con contactos de emergencia. Las inyecciones de acción prolongada son opción para pacientes con pobre cumplimiento.
Pronóstico Varía: un 25 % logra remisión sostenida, otro 50 % presenta fases intermitentes y el resto desarrolla curso crónico. Factores protectores: inicio rápido de tratamiento, apoyo familiar sólido y ausencia de abuso de sustancias.
Mensaje final Con un enfoque compasivo y multidisciplinar, las personas con psicosis pueden recuperar proyectos, establecer relaciones y vivir de modo autónomo, desafiando los estigmas asociados a la enfermedad mental.