
Adicción a internet describe un patrón compulsivo de conexión prolongada que genera deterioro clínicamente significativo en lo académico, laboral o social. Plataformas como TikTok, videojuegos en línea o foros pueden convertirse en refugio permanente frente a estrés, soledad o baja autoestima. Se experimenta tolerancia (cada vez más horas) y síntomas de abstinencia (irritabilidad, ansiedad) al desconectarse.
Indicadores:
- Pérdida de control sobre el tiempo de pantalla.
- Mentir a familiares sobre uso.
- Descuidar higiene, alimentación o sueño.
- Usar internet para regular emociones negativas.
- Dolor ocular, cefaleas, síndrome de túnel carpiano.
Factores de riesgo: rasgos impulsivos, aislamiento, bullying, diseño persuasivo de apps (notificaciones, recompensas intermitentes). La pandemia de COVID‑19 exacerbó la exposición digital y normalizó el hiperconsumo.
Estrategias terapéuticas:
- CBT‑IA: identificar pensamientos distorsionados, establecer objetivos de tiempo.
- Entrevista motivacional para explorar ambivalencia (“Me divierte, pero me aleja de mis metas”).
- Técnica Pomodoro y apps limitadoras.
- Plan de actividades offline: deporte, lectura, interacción cara a cara.
- Psicoeducación familiar y contratos de uso.
Programas escolares de digital well‑being enseñan higiene de sueño, ergonomía y pensamiento crítico acerca de noticias falsas. Campañas como “Desconéctate para Reconectarte” promueven días sin pantalla.
Comorbilidades: ansiedad, depresión, ludopatía on‑line. Tratamiento farmacológico dirigido a éstas puede potenciar la terapia.
Recuerda: reducir conexión no es renunciar a la tecnología, sino recuperar el control de tu tiempo y tu bienestar.