
Discapacidad intelectual es un trastorno del neurodesarrollo que implica limitaciones significativas en el funcionamiento intelectual y en la conducta adaptativa, lo que afecta la autonomía en tareas cotidianas — comunicación, autocuidado, vida social y toma de decisiones. Se diagnostica antes de los 18 años y acompaña a la persona a lo largo de su ciclo vital.
Niveles de gravedad según DSM‑5 (leve, moderado, grave, profundo) se establecen en tres dominios: conceptual (lenguaje, matemáticas), social (empatía, amistad) y práctico (higiene, manejo del dinero). El coeficiente intelectual es un criterio, pero el foco actual recae en las habilidades adaptativas reales.
Etiología:
- Genética: síndrome de Down, de Prader‑Willi, X frágil.
- Factores prenatales: infecciones TORCH, exposición a drogas teratógenas, hipotiroidismo materno.
- Perinatales: hipoxia, bajo peso extremo, kernícterus.
- Posnatales: encefalitis, traumatismos, epilepsia mal controlada.
- Ambientales: estimulación escasa, violencia, malnutrición crónica.
Evaluación integral combina pruebas cognitivas (WISC‑V) con escalas adaptativas (Vineland‑3) y estudios médicos. Intervención temprana — atención temprana de 0‑6 años — aumenta la independencia futura.
Intervenciones fundamentales:
- Educación inclusiva y apoyos — adaptaciones curriculares, docente de apoyo, pictogramas.
- Terapias interdisciplinarias: logopedia, terapia ocupacional, integración sensorial.
- Entrenamiento en habilidades sociales y programas de ocio inclusivo.
- Inserción laboral apoyada — empleo con apoyo, emprendimientos protegidos.
- Tecnología asistiva — tablets con comunicadores, wearables de seguridad.
Salud mental asociada: depresión, ansiedad, trastornos conductuales. La psicoterapia adaptada y la psicofarmacología prudente son esenciales, respetando comunicación alternativa.
Derechos: Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad exige accesibilidad, participación y no discriminación. Sistemas de apoyos legales (curatela, apoyos para la toma de decisiones) buscan reemplazar modelos de sustitución.
Vida adulta y envejecimiento: planificación de vivienda independiente supervisada, formación en habilidades domésticas y gestión económica. Las familias requieren respiro y apoyo gubernamental para evitar el colapso del cuidado.
En síntesis, la discapacidad intelectual es una condición, no una condena. Con apoyos ajustados y una sociedad inclusiva, las personas con DI pueden aprender, trabajar y construir proyectos significativos.