
La infertilidad se describe como la imposibilidad de lograr o mantener un embarazo tras 12 meses de relaciones sexuales regulares sin protección, o 6 meses si la mujer tiene más de 35 años. Afecta a uno de cada seis hogares y genera un torbellino emocional: frustración, vergüenza, duelo anticipado, resentimiento hacia el propio cuerpo y presión social, especialmente en culturas donde la maternidad se considera eje de identidad femenina.
Etiología
- Factor femenino: anovulación, síndrome de ovario poliquístico, endometriosis, trompas obstruidas, fallo ovárico.
- Factor masculino: bajo recuento espermático, motilidad reducida, alteraciones morfológicas o genéticas.
- Factor combinado o infertilidad idiopática.
- Estilo de vida y ambiente: exposición a pesticidas, obesidad, estrés laboral, consumo de tabaco o drogas.
El proceso diagnóstico abarca ecografías, perfil hormonal, histeroscopia, espermiograma, pruebas de reserva ovárica (AMH) y estudio genético. La pareja se evalúa en conjunto para evitar culpabilizar.
Tratamientos disponibles:
- Estimulación ovárica con citrato de clomifeno/letrozol y control ecográfico.
- Inseminación artificial (IA) intrauterina.
- Fecundación in vitro (FIV) e ICSI para teratozoospermia o azoospermia parcial.
- Donación de óvulos, semen o embriones.
- Gestación subrogada cuando existe contraindicación uterina.
Los ciclos de reproducción asistida pueden requerir múltiples intentos y suponen cargas hormonales, económicas y emocionales. Estudios indican que el acompañamiento psicológico reduce la tasa de abandono. Terapias de aceptación, grupos de apoyo y técnicas de regulación emocional como mindfulness mejoran la calidad de vida.
Dimensión psicológica: se experimentan microduelos con cada menstruación o beta negativa. El embarazo de amigos puede despertar envidia y culpa. La terapia de pareja facilita la validación mutua y la creación de proyectos alternativos (viajes, adopción, crianza de sobrinos).
Aspecto cultural y laboral: en entornos donde la fertilidad masculina se equipara a virilidad, los varones evitan exámenes. Campañas de salud pública y testimonios de figuras públicas reducen estigma. Empresas con políticas de flexibilidad horaria y cobertura parcial de FIV generan mayor satisfacción laboral.
Consideraciones éticas y legales: número de embriones a transferir, criopreservación prolongada y anonimato de donantes varían según la legislación de cada país. Es crucial un consentimiento informado que contemple posibles desenlaces.
Conclusión: la infertilidad no invalida el proyecto de formar familia; con información, apoyo profesional y resiliencia, las personas pueden encontrar el camino más acorde a sus valores y recursos.