
Acumulación compulsiva, reconocida en el DSM‑5 como trastorno de acumulación, se manifiesta en la dificultad persistente de desechar objetos, sin importar su valor real. Revistas viejas, cables, envases, aparatos averiados y mascotas en exceso llegan a saturar cada rincón. El pensamiento dominante es “algún día lo necesitaré”, unido a un vínculo emocional que provoca angustia ante la idea de desprenderse.
Repercusiones físicas y sanitarias: pasillos bloqueados impiden evacuaciones, polvo y humedad generan problemas respiratorios, la cocina se vuelve inutilizable y el riesgo de incendio se dispara. A nivel social, la vergüenza conduce al aislamiento; vecinos denuncian malos olores o plagas, y los servicios municipales pueden ordenar desalojos. Entre el 60 y el 80 % de los casos coexisten depresión, ansiedad o TDAH.
Factores etiológicos:
- Genética: estudios en gemelos sugieren heredabilidad del 50 %.
- Experiencias de carencia: haber vivido guerras, pobreza o pérdidas súbitas.
- Déficit ejecutivo: dificultades para categorizar y tomar decisiones.
- Creencias cognitivas: atribuir identidad o seguridad al objeto.
Enfoque terapéutico:
- TCC especializada: registro fotográfico del antes y después, trabajo de exposición al descarte y prevención de recaídas.
- Entrenamiento en resolución de problemas y evaluación de costo‑beneficio de conservar.
- Terapia de Aceptación y Compromiso para tolerar la incomodidad de espacios vacíos.
- Intervención in situ con organizadores profesionales y supervisión psicológica.
- Farmacoterapia: ISRS o atomoxetina cuando hay TDAH.
Familiares deben evitar la colusión (guardar objetos por la persona) y, en su lugar, apoyar planes de limpieza progresiva: una caja al día, tres categorías simples (tirar, donar, guardar). Instituciones ofrecen servicios de “limpieza compasiva” que priorizan la dignidad del afectado.
Políticas públicas: formación de trabajadores sociales y bomberos para detectar hoarding, creación de equipos multidisciplinarios y campañas que subrayen que no se trata de pereza, sino de un trastorno tratable. Aplicaciones móviles brindan recordatorios y métricas del espacio recuperado, reforzando la motivación.
Si el hogar deja de ser habitable o genera conflictos, buscar ayuda profesional es el primer paso. Liberar espacio es también liberar mente y proyectos de vida.