
El abuso de sustancias implica consumir drogas legales o ilegales de forma repetida y peligrosa para el organismo y la convivencia. En Hispanoamérica se observan patrones distintos: en zonas rurales prevalece el alcohol destilado artesanal; en urbes costeras crecen el uso de cocaína y estimulantes sintéticos; y los opioides recetados ganan terreno entre adultos mayores. La motivación suele combinar curiosidad, escape emocional y presión social, pero el efecto final es un deterioro sistémico.
A nivel biológico, se producen daños en hígado, pulmones, corazón y sistema nervioso central. El consumo prolongado altera la liberación de dopamina, reduciendo la satisfacción con actividades cotidianas y fomentando tolerancia. Psicológicamente surgen ansiedad, trastorno bipolar inducido, cuadros paranoides y trastorno de estrés postraumático en quienes viven en entornos violentos relacionados con el narcotráfico.
Los vínculos sociales se resienten: la persona prioriza obtener y consumir la sustancia, lo que conlleva endeudamiento, conflictos legales y pérdida de custodia parental. Escolares consumidores presentan bajo rendimiento y deserción. En el trabajo, accidentes laborales y absentismo generan despidos que agravan la vulnerabilidad económica.
Para intervenir, los especialistas diseñan planes integrales: desintoxicación supervisada, terapia conductual, grupos de doce pasos y, cuando procede, farmacoterapia (por ejemplo, agonistas parciales de opioides). La familia desempeña un papel decisivo, aprendiendo a evitar co‑dependencia y a reforzar conductas saludables. El acompañamiento legal orienta en procesos de restitución de derechos.
Las políticas de reducción de riesgos incluyen salas de consumo seguro, chequeo de pureza y acceso universal a naloxona. Programas comunitarios enseñan habilidades laborales para facilitar la reinserción. Asimismo, las redes sociales ofrecen grupos de apoyo virtuales que, bien moderados, complementan la atención presencial.
No olvides que la recuperación es posible. Identificar señales tempranas y acudir a profesionales de salud mental, médicos y organizaciones civiles aumenta la probabilidad de éxito. Cada día libre de consumo representa una victoria que merece reconocimiento y cuidado continuo.