La soledad adolescente: cuando el silencio habla
En el acompañamiento a adolescentes, muchas veces escucho: “no tengo ganas de hablar con nadie”.
A simple vista puede parecer rebeldía o desinterés, pero muchas veces es soledad disfrazada.
Una soledad silenciosa, donde sienten que nadie los comprende.
Hoy pueden tener cientos de mensajes, seguidores y actividades… y aun así, sentir que no pertenecen en ningún lugar.
La soledad en la adolescencia puede convertirse en un refugio emocional cuando no encuentran espacios seguros para expresarse. Lo que más necesitan no es que les preguntemos qué les pasa, sino que les mostremos que podemos estar ahí sin invadir.
A veces, acompañar es simplemente sentarse al lado, sin exigir una respuesta inmediata.
La soledad adolescente no se cura hablando: se alivia cuando alguien se queda, incluso cuando el otro no puede hablar.
Reflexionar sobre la soledad adolescente nos invita a pensar en nuestro modo de acompañar: ¿estamos disponibles para escuchar, o solo para hablar?
¿Qué creés que necesitan más hoy los adolescentes: límites o escucha?